jueves, 27 de mayo de 2010

HOOFT LLAMABA POR ALGUNOS PRISIONEROS

Testigo aseguró que el juez Hooft llamaba por algunos prisioneros
Octava audiencia del juicio al suboficial Molina.


Se comunicaba con la Base Aérea y pedía hablar con los oficiales que dirigían los secuestros.
El conscripto que estaba a cargo del conmutador tenía la función de contestar cada llamada telefónica y derivarla a las distintas dependencias de la Base Aérea. Del GADA 601 llamaba el coronel Pedro Barda, jefe de la subzona militar XV. También lo hacía Alfredo Arrillaga, subjefe del GADA y responsable del servicio de Inteligencia de la zona. Desde la Base Naval se comunicaban Juan José Lombardo y Juan Carlos Malugani. Todos hablaban con el jefe de la Base.
Otros llamados eran directamente para los oficiales de Inteligencia Molina o Cerutti. El titular de la comisaría cuarta, el abogado Eduardo Cincotta y el juez Pedro Federico Hooft se comunicaban seguido.
El ex colimba contó que recordaba el nombre del abogado por la firma que fabricaba neumáticos. Contó que cada vez que llamaba Cncotta “había revuelo”. El abogado pedía hablar con Cerutti o Molina. Ese día había movimiento en el Casino de Oficiales porque alguien se iba. Al rato venía el abogado y se llevaba a algunos de los “presos vip”.
Cincotta fue militante de la Concentración Universitaria Nacional (CNU) y después del golpe de Estado pasó a colaborar con la represión como informante. En el 2008 fue procesado por delitos de lesa humanidad y encarcelado. El septiembre de 2009 murió sin ser juzgado a causa de un cáncer fulminante.
Según el testigo, Hooft llamaba para informar sobre algunos recursos de amparos. Lo llamativo era que el magistrado pedía hablar con los oficiales de inteligencia, los encargados de los secuestros y no con la máxima autoridad militar en aquel entonces, el coronel Pedro Barda.
Los colimbas que sabían lo que pasaban celebraban que llamara el juez porque sabían que ese llamado implicaba que alguien era liberado. Uno de los detenidos del casino de Oficiales se iba a su casa. En más de una ocasión -contó el testigo-, el juez llamaba y como no lo podían atender avisaba que mandaba a Cincotta a la Base Aérea.
La declaración del ex conscripto refuerza algunas de las denuncias que pesan sobre el juez con pedido de juicio político. Hooft sabía que en la Base Aérea funcionaba un centro clandestino de detención que había un grupo de militares que secuestraba personas y elegía a quien liberar y a quien no. A sabiendas que aquellos que quedaban a merced de los militares terminarían muertos o desaparecidos.

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